Nazario: “Quería crear universos donde la melancolía, la comedia y lo queer pudieran convivir”
Nazario, joven cantautor de Granada, comparte con ‘La Corahe’ su proceso de creación en trabajos más recientes. Mientras, se prepara antes del estreno de ‘Casi Algo’: pieza que podrá disfrutarse en Microteatro Por Dinero, Madrid, desde el 3 de diciembre hasta el 3 de enero.
Como una simbiosis musical entre el teatro y su proceso creativo más compacto, Nazario llega con una propuesta fresca para la industria. Directo desde Granada, el cantante domina la urgencia y la calma de quien ha pasado los últimos años construyendo un universo artístico propio: un primer álbum de estudio, La historia de Ziggy, piezas de microteatro y dos micromusicales en desarrollo —Grindr prohibió el amor y Casi Algo.
“Casi Algo, un típico micromusical sobre una típica comedia romántica”. Así presentan el nuevo proyecto en el que Nazario está involucrado, en colaboración con la actriz Mireia García Abril.
El micromusical ha sido programado en Madrid en Microteatro Por Dinero (C/ de Loreto y Chicote, 9, Madrid) y podrá verse desde el 3 de diciembre hasta el 3 de enero, de miércoles a domingo.
En su encuentro con La Corahe, Nazario también ha referenciado su proceso de composición y, en especial, cómo concibe la representación LGTB presente en su trabajo. “Quiero construir narrativas con personajes LGTB protagonistas en mundos festivos y no necesariamente trágicos“, ha compartido.
Para empezar, Nazario, ¿cómo has trabajado en tu trayectoria musical y cómo surgió tu último trabajo, La historia de Ziggy?
El disco es mi primer álbum de estudio. Antes trabajaba con un grupo en Granada, Fancy Vodka. En 2021 presentamos mi proyecto como cantautor en el ciclo Noches Espaciales del Festival Enorvita —fue como una toma de contacto— y publicamos un álbum en directo de aquel concierto. Tras eso, nos metimos en el estudio con Jaime Beltrán, productor de Granada que ha trabajado con La Plazuela y Cupido.
Lo fuimos madurando durante tres años y fue un aprendizaje total. Empecé creando la composición en casa —acordes, letras— y el diseño de sonido lo construimos entre todos en el estudio. Colaboré con Rubén Rojo (saxo) y Felipe Corpas (percusión); entre los tres fuimos construyendo el timbre del disco. Fue la primera vez que trabajé las canciones de forma tan colectiva.
Aprendimos absolutamente desde cero: desde conectar cables hasta planificar el directo. Nos encerramos diez días en un local para montar el show y aprender a tocarlo. También me animé a aprender edición de vídeo y probé a hacer tres videoclips por mi cuenta, que finalmente no publiqué pero fueron parte del proceso de aprendizaje: sirvieron para saber qué no hacer y qué recursos necesito.
Has comentado que el disco es conceptual y que hay un personaje (Ziggy). ¿Cómo surgieron las referencias y qué canciones consideras más representativas?
El disco terminó siendo conceptual. Inventamos un personaje de animación, Ziggy, que funciona como interlocutor del álbum —inspirado en Ziggy Stardust y con referencias al glam rock de los 70 y 80—. Colaboramos con el colectivo de animación de Granada Miopía para el primer videoclip animado del single Tiempo, donde presentamos a Ziggy. Ese videoclip permitió crear el subtexto del disco: confesiones del protagonista, que puede ser yo de forma abstracta, y que buscan un tono universal.
“Quería hacer algo transversal con otras artes y surgió como un disco conceptual.
Musicalmente hay también piezas que funcionan como recitativos —inspiradas en la estructura de la ópera— y elementos spoken word para equilibrar el registro más “aterciopelado” de mi voz con pasajes más crudos y teatrales. La mezcla del pop introspectivo con recursos del teatro musical fue consciente: quería un disco transversal, donde convivieran estética, narrativa y sonido”, explica el joven artista, Nazario.
Hay canciones concretas que marcan la narración y las texturas del disco: Tiempo, el primer single y uno de los temas más sensibles y románticos, donde se presenta a Ziggy y marca el tono intimista; El ojo del huracán, con un homenaje a La La Land y una influencia del cine musical con un contrapunto estético; Un día gris en el barrio, el punto de inflexión emocional del disco y clave en la narración del protagonista.
¿Cómo influyó la relación con el productor y tu actitud en las sesiones de estudio?
Encontrar productor fue clave: tenía que haber química, y cuando trabajas con alguien en quien confías aprendes. Las sesiones fueron como un máster: llegaba a cada sesión con ganas de aprender y generar criterio. Venía con la experiencia de Fancy Vodka y buscaba un entorno donde obtener un resultado sonoro de calidad. Muchas decisiones en el estudio las fui entendiendo sobre la marcha: cómo funciona un sonido, cuándo algo funciona o no. Fue todo un proceso lento pero clarificador.
¿Y cómo habéis abordado la versión en directo del disco?
El directo lo montamos trabajando desde cero: nos encerramos 10 días para diseñarlo y aprenderlo. Somos tres músicos formados en conservatorio, pero producir un directo con calidad y coordinar las distintas capas escénicas fue una aventura. Todo el diseño del disco y del directo ha sido un aprendizaje gigante: de la tecnología al performance.
Partes de ese lado sensible y romántico en canciones como Tiempo, y el homenaje a La La Land que comentas en El Ojo del Huracán. ¿Cómo surgió todo esto?
Fue un camino largo. Buscar un productor de confianza fue clave; cada sesión de estudio fue como un máster para aprender a crear un sonido de calidad. Intenté crear un universo completo con el disco, desde la estética hasta la narración. Incluso intenté hacer videoclips por mi cuenta para aprender recursos; al final no los saqué, pero fue un aprendizaje invaluable. Son historias súper personales. El disco es confesional, introspectivo. Quería expresar insatisfacción, aislamiento y melancolía de la adolescencia. Un día gris en el barrio representa un punto de inflexión: el protagonista conecta con la vida de otros y descubre alternativas al individualismo
Has comentado que tus trabajos abordan la representación LGTB. ¿Cómo lo integras en la música y en el teatro?
Intento hacerlo cada vez más. En Ziggy me sentí un poco más libre estéticamente (incluso experimenté con maquillaje), pero fue algo comedido. En cambio, en Grindr prohibió el amor sí exploté lo queer de forma más descarada y lúdica. El personaje del jefe de Grindr, que llegué a interpretar en el festival, es amanerado, sexualizado y poderoso —una autoparodia que me permitió una libertad enorme.
Mi interés no es solo hacer un gesto identitario; quiero ocupar el espacio con códigos estéticos propios de la comedia musical (camp, distopía mágica) y construir narrativas donde los personajes LGTB sean protagonistas en mundos festivos y no necesariamente trágicos. Me apetecía una especie de película Disney de los 90 pero con personajes gays en un universo de fantasía y canciones. No es una venganza, es la película que yo quería ver.
¿Cuál es el mensaje de Grindr prohibió el amor?
Es un micromusical de 20 minutos estrenado en Madrid. Me interesa seguir trabajando en él porque amo las distopías y la comedia absurda. La obra es satírica y distópica: imaginamos que Grindr derroca al gobierno y, para maximizar beneficios, prohíbe el amor porque estima que las parejas disminuyen la productividad. Es una metáfora sobre el capitalismo y cómo las dinámicas del mercado (y de las apps de citas) pueden deshumanizar las relaciones.
“Quería abrir un espacio de representación donde seamos nosotros los protagonistas de manera exagerada”, confiesa Nazario.
Plantea una dicotomía: por un lado, la vida solitaria y productiva; por otro, la necesidad humana de afecto y conexión. En la obra esas dos fuerzas chocan: los gays que se quieren enamorar actúan como rebeldes contra el régimen. El proyecto es queer en su centro: crea un mundo solo de homosexuales, exagerado y mágico, para explorar desde la risa problemáticas reales sobre la afectividad contemporánea.
¿Interpretas también los personajes?
Sí, en el festival interpreté al jefe de Grindel. No tengo formación actoral, pero me interesa más la composición, dirección y escritura, para mantener perspectiva y control sobre la obra.
¿Y qué nos cuentas de Casi Algo?
Casi Algo es un micromusical que retrata las situationships actuales: una protagonista cercana a los treinta que atraviesa ghosting, citas online y desengaños hasta encontrar empoderamiento. Es un homenaje a las comedias románticas de los 90, con parodia del “amigo gay” y un tono muy de comedia absurda —mamarracha, por decirlo a la manera en que lo vivimos—.
Lo vamos a presentar en Microteatro por Dinero en Madrid y trabajo con un equipo muy grande que se cruza con el de Grindr prohibió el amor: Ovid y Calderón —actor y compañero de creación— y otros colaboradores magníficos. Es un contrapunto sano frente a la intensidad emocional de Ziggy.
¿Podremos ver más del Nazario intérprete en próximos proyectos, o prefieres el trabajo tras bambalinas?
Mi interés principal es la composición, escritura y dirección. En el festival interpreté al jefe de Grindr y fue muy divertido, pero no tengo mucha formación actoral. Lo que me interesa es poder dirigir y dejar que otro intérprete ocupe ese papel para poder enfocarme en la perspectiva global —gestión, dirección y control sobre la composición—. Aun así, no cierro la puerta a actuar cuando la situación lo requiere.
Y actualmente has estado trabajando en un nuevo tema, The Grinder Song. ¿Qué puedes adelantar?
The Grinder Song la presentamos al Benidorm Fest; no fue seleccionada, pero le tengo mucha fe. Es una canción pop más efervescente que el disco: más up-tempo, con una producción algo más camp y ciertos juegos de voz que la acercan al terreno del pop alternativo. Musicalmente es un punto medio entre mi universo Ziggy y el musical: es como si tuvieran un hijo.
La canción retrata a un personaje (bastante autobiográfico) que es people pleaser en la app —hay agridulce y comedia—. La estamos tocando en los conciertos y será de las próximas a lanzar; aún no decidimos si será single o parte de un proyecto mayor, pero me gustaría publicarla en los próximos meses, quizá en primavera.
“He aprendido a hacer todo sobre la marcha —dice—. Pero lo importante es seguir creando universos donde podamos ser quienes somos, con sinceridad y humor”, comparte Nazario.
¿Hay gira a la vista?
Hicimos un año de giras y participamos en el ciclo de la Fundación Miguel Ríos en Granada. Ahora estoy centrado en proyectos teatrales y en componer nueva música. Tenemos muchas ganas de volver a girar y ya estamos integrando nuevos temas en el directo, pero por ahora no puedo confirmar fechas concretas. La idea es hacer más conciertos en primavera, y lanzar material nuevo antes o en ese momento
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