'Frankenstein' de Guillermo del Toro, o la empatía hacia lo diferente y marginal
La nueva adaptación de 'Frankenstein' llega de la mano de Guillermo del Toro, con Oscar Isaac, Jacob Elordi y Mia Goth en su reparto. Ya disponible en Netflix.
“Y se romperá el corazón; y aún roto, seguirá viviendo”, cita con la que culmina la cinta de Frankenstein (2025). Lo nuevo de Guillermo del Toro ha llegado al streaming. Después de su paso por la gran pantalla, la pieza candidata a los Oscars ha llegado a Netflix para su disfrute desde el 7 de noviembre.
En lo que la crítica apunta como una de las adaptaciones más fieles al clásico original de su autora, Mary Shelley, la pieza viene cargada de reflexión, amor al género y un tinte gótico que su director ha plasmado tantas veces en piezas como La Cumbre Escarlata, El laberinto del Fauno o La forma del agua.
El australiano de raíces vascas Jacob Elordi (Euphoria, Saltburn) interpreta a la compleja creación que buscaba el Victor Frankenstain de Oscar Isaac (Moon Knight, Dune). Empeñado en la perfección, fruto de la violencia y del miedo heredado por su propio padre, engendra a algo que no tarda en recibir el calificativo de “monstruo”.
Lo otro, lo desconocido, lo diferente, lo siempre oculto. Y lo que, al final del día, solo buscaba entender de dónde venía, su identidad y una compañía, alguien con quien vivir lejos de lo que al hombre más asusta: no son los monstruos, no es la muerte, sino la soledad. Así lo relata Guillermo del Toro, en una dirección artística guiada por las productoras Demilo Films, Double Dare You, Bluegrass Films, Transportation Resources y Bluegrass 7.
“Un científico brillante y obsesivo, Victor Frankenstein, en su ambición por desafiar a la muerte, consigue dar vida a una criatura humanoide ensamblada con partes de cadáveres. Pese a tratarse de una proeza científica, Frankenstein considera que la criatura carece de inteligencia y la rechaza. Dolida, ésta se rebela contra su creador”.
La mujer en ‘lo otro’
La luz en la fotografía guiada por Dan Laustsen (Silent Hill, La forma del Agua), introduce tonos cálidos en muestras más esperanzadoras, como cuando el propio Victor conoce la torre que convertirá en su laboratorio y posterior escena del crimen. También juega con los rojos, mezclados entre las pesadillas y el fuego de un ángel de la muerte. La música de Alexandre Desplat ayuda a generar la tensión narrativa de esta pieza, acompañando al Frankenstein de dos horas y media que se divide en dos relatos: El relato del creador y El relato de la criatura.
Ambas perspectivas se entrelazan en la misma silueta: la Elizabeth Lavenza de Mia Goth (Pearl, Emma).
“¿Quién puede entender mejor a este monstruo que una mujer? La mujer ve la humanidad de la criatura. Personajes femeninos van más allá de la apariencia (…), Como el monstruo, las mujeres han conocido en la historia no ser comprendidas, criaturas inteligentes, con rabia y amor. Criaturas que merecen ser vistas como mujeres”, Mia Goth, en el ‘behind the scenes’ del largometraje.
La Elizabeth que incorpora Guillermo abarca a una mujer que entiende la inteligencia por medio de la bondad, contra lo que Victor Frankenstein percibe como inteligencia en lo verbal y lo matemático, según discuten en el propio guion.
Vestida con capas que se descubren cuando va conociendo a Frankenstein, con ropajes cuyas costuras se asemejan a la columna vertebral de la criatura, el vestuario de Kate Hawley reafirma el mensaje de la identificación y cercanía de la mujer en la criatura. Esa que tan próxima se muestra a la original de Mary Shelley y que el propio Guillermo del Toro ha declarado haber tenido muy en cuenta.
Frankenstein frente Victor: ¿Qué es el monstruo?
En “lo otro”, en esa figura deforme, descomunal y perseguida, han tardado poco en identificarse las audiencias queer del film. Y es que no es coincidencia: Mary Shelley, autora de Frankenstein, es históricamente conocida por su relación con otras mujeres, como Jane Clairmont, pese a la censura literaria. El propio Guillermo del Toro se ha inspirado previamente en figuras queer para sus obras: el propio director de La novia de Frankenstein (1935), James Whale, abiertamente gay, fue una de sus inspiraciones para Giles en La forma del Agua.
Más allá de esto, la pieza original abarca la marginalidad que experimentan personas LGBTIQ+. El aislamiento de Victor y su “cosa” o “criatura” ha sido interpretado durante muchos siglos por su negación a la propia identidad, o bien la propia condición de ‘vivir dentro del armario’.
Julie Carson, experta en el género, ha explicado cómo esta versión de Frankenstein para Netflix conmueve por su interpretación LGBTIQ+. En concreto, el añadido de Guillermo del Toro sobre los años que pasó la criatura escondida en el granero de la familia De Lacey. Allí, dio amistad y compañía a un anciano ciego que insistió en su empatía:
“Me pareció muy interesante que lo enfatizara tanto, y como una forma de trascender las relaciones heterosexuales o incluso homoeróticas”, añade Carson.
El Frankenstein de Guillermo del Toro explora la humanidad de esta criatura, que rechaza que su creador y el mundo decidan atribuirle el título de “monstruo”. Siente curiosidad, empatía hacia Elizabeth y soledad, en un cuento donde persigue el perdón y la aceptación de su creador. “Y ambos empezaremos a ser humanos”, en palabras de la propia criatura frente al lecho de muerte de Victor.
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