El público de OT hace justicia: Cristina se corona como ganadora

La sevillana gana OT 2025 con una canción eurovisiva y defiende la retirada de España del festival: “Hay cosas mucho más importantes”.

La final de Operación Triunfo 2025 cerró una edición marcada por un problema poco habitual en el formato: la falta de conversación. No fue una edición polémica. Fue una edición silenciosa. Correcta. Profesional. Y, para muchos espectadores, difícil de habitar emocionalmente.

En ese contexto, Cristina Lora se alzó como ganadora con un 46,3 % de los votos, por delante de Olivia y Tinho. Un resultado leído por gran parte del público como un ajuste de cuentas con el relato que el programa (y parte de la audiencia) intentó sostener durante semanas.

Una edición sin fricción ni relato

OT 2025 partía de un casting con un nivel técnico alto desde el primer día. Quizas, demasiado alto para un formato que históricamente se alimenta de la evolución, el error y el conflicto.

Los concursantes llegaron formados, conscientes del escaparate y del valor del programa como trampolín profesional. El resultado fue el 24 horas más plano que se recuerda. Poco choque. Poca espontaneidad. Muy poca conversación social.

El programa se veía. Pero no se discutía.

Esto, que no es un problema para la parte de la audiencia que disfruta de concursos como este únicamente por la parte musical, puede terminar rápidamente con la atención de quien prefiere la parte del reality.

Irónicamente, a pesar de contar con este elenco compuesto por varios concursantes con formación musical, se intentó impulsar el relato desde dentro de que Cristina era la única con formación. Y es un hecho de que, desde el principio, era clara ganadora a pesar de no haber recibido nunca clases de canto — a diferencia de otros compañeros. Sin embargo, aunque su opinión pueda ser influida, el público no es tonto.

El favoritismo y sus límites

Durante buena parte de la edición, jurado y profesorado empujaron con claridad el perfil de Olivia. No decimos esto con intención de desmerecer su evolución durante el concurso. De hecho, su versión de Céline Dion fue probablemente su mejor actuación en estos tres meses. Pero la madrileña representa el ideal artístico que el equipo quiere legitimar.

Ese respaldo se tradujo en valoraciones al alza y en un discurso sostenido de confianza. Sin embargo, el formato nunca terminó de convertir esa apuesta en un relato que conectara con la audiencia.

En paralelo, Cristina y Tinho convivieron con correcciones más severas, cuestionamientos reiterados y una sensación de exigencia desigual. Una percepción que fue creciendo entre los seguidores del programa.

Cristina: ganar sin ser la elegida

Cristina no fue la concursante protegida, a pesar de que el influencer Roy Galán se empeñe en retratarla como al “cheerleader” del programa. Fue nominada dos veces y puesta en duda desde dentro. Pero cada vez que el público tuvo la palabra, respondió con contundencia.

En la final eligió La noia, de Angelina Mango, con la que la italiana representó a su país en Eurovisión 2024. No buscó el clímax vocal clásico. Apostó por la puesta en escena, la identidad y el mensaje de artista con proyecto propio.

La victoria confirmó algo que llevaba semanas gestándose fuera del plató.

Eurovisión y una paradoja política

Tras la final, Cristina volvió a ser protagonista por sus declaraciones sobre la retirada de España de Eurovisión. La ganadora fue clara:

“Me pareció una buenísima decisión porque hay cosas muchísimo más importantes que un concurso de música, sobre todo cuando están asesinando a gente”.

La frase llamó la atención por producirse justo después de ganar OT con, como ya ha sido dicho, una canción de Eurovisión. Lejos de suavizar el mensaje, Cristina separó industria cultural y posicionamiento político, reforzando una imagen pública con discurso propio.

Un cierre que dice más del público que del formato

El desenlace de OT 2025 dejó una lectura evidente.
El relato del programa no fue el relato del público.

Cristina ganó.
Tinho resistió.
Y la audiencia corrigió, con su voto, una edición que nunca terminó de hablarle de tú a tú.

OT cierra así una etapa en Prime Video con más preguntas que respuestas.
Pero con una ganadora que, además de cantar, se posiciona. Esperemos que sus proyectos fuera de la academia consigan que el público la siga apoyando.

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