Entrevista a Juan Sebastián Domínguez, director artístico gaditano: “Es necesario para conocer la historia de nuestra ciudad”

Tras haber trabajado en la gira de estadios de Lola Índigo y en la producción de espectáculos de la talla de Eurovisión Junior, el director artístico Juan Sebastián Domínguez regresa a su Cádiz natal. Su trabajo Foedus Gadinatorum condensó en apenas una hora la historia de la Gades romana.

Juan Sebastián Domínguez, gaditano afincado en el extranjero, comenzó estudiando Filología Hispánica en la Universidad de Cádiz, donde descubrió su vocación por el teatro. Participó en montajes escolares y universitarios junto a figuras como Juan Bellido, Jesús Norillo, Susana Rosado y Sergio Torrecilla. Durante una beca Erasmus en la Universidad de Artois, en Francia, se matriculó en Artes del Espectáculo y decidió cambiar de rumbo profesional para estudiar en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) de Madrid.

Desde entonces, ha trabajado en teatro, musicales, ópera y televisión, desempeñando también labores de dirección de arte. Ha desarrollado proyectos en países como Japón, Perú y Colombia. En 2024 participó en la producción de Eurovisión Junior, celebrado en Madrid. Hemos querido conversar con él con motivo del Foedus Gaditanorum, el espectáculo que clausuró las actividades de Gades Romana el pasado 28 de septiembre en Cádiz.

El trabajo tras el escenario

¿Qué etiqueta le pondrías a tu labor?

Soy presidente de la AAPEE, que es la Asociación de Artistas Plásticos Escénicos y Audiovisuales de España. En mi caso yo hago de todo: escenografía, vestuario, iluminación, a veces hago vídeo y últimamente estoy haciendo dirección escénica. A mi profesión como tal, suelen ponerle de título “escenógrafo” y me encanta, pero con el tiempo y con los años de trabajo, pues al final miro más hacia la dirección artística.

¿Crees que hay algún momento o alguna producción concreta que haya marcado tu forma de entender la Dirección Artística? ¿O es una cosa más como de constante evolución?

Estas son unas profesiones extrañas que nunca terminas de abarcar y que van creciendo, van creciendo. A medida que tú vas desarrollando tu carrera, te das cuenta de que es imposible saberlo todo. Vas aprendiendo. Cada vez, a nivel tecnológico, hay mejores aparatos para iluminación, mejores proyectores de vídeo, mejores maquinarias para utilizar… La primera ópera que hice era un máster acelerado de todo. También Eurovisión pues, evidentemente, el nivel de producción, de trabajo y de esfuerzo impresiona mucho. Tienes una responsabilidad muy grande sobre los hombros.

¿Cómo cambia el proceso al realizar un proyecto relacionado con el mundo pop (Eurovisión, la gira de Lola Índigo) con otros inspirados en la historia (Puy du Fou, Foedus Gadinatorum)?

Cuando haces teatro, espectáculos de calle o así de gran formato, tienes que pensar por una mirada más 360. O intentar abarcar máximo el público posible. Sin embargo, el proceso de trabajo es bastante similar. Cuando te llega un texto siempre lo lees, lo analizas. En el caso de la gira de Lola tuve que escuchar las canciones, analizar las letras, tener muchas reuniones con ella y con su equipo para ver cuál es la dramaturgia: ¿qué quiere contar el espectáculo? ¿Cuál es la conexión que va a existir entre los diferentes números musicales?

Es como hacer un videoclip, pero en directo, a tiempo real. Tienes que contar una historia en 3 minutos, que es lo que dura la canción. Tienes que intentar que lo que se pone en pantallas, la iluminación, los efectos especiales, los props que sacas al escenario… que todo tenga una coherencia estética y visual.

Después, proyectos que son más de índole histórico, como Puy de Fou, tiene una parte de estudiar, de leer mucho, de conocer la historia a la que te vas a enfrentar. A partir de ahí haces una selección de dos hitos que pueden ser más destacables o interesantes para el público y con eso montas una historia. Nunca puedes hacer una recreación histórica al 100% exacta, sino que haces una fábula basada en eso.

Representar la historia de Gades

Con respecto a Foedus Gadinatorum. La primera sería, ¿cuál fue tu primer pensamiento al recibir esta propuesta de espectáculo y cómo nace la idea del espectáculo en sí?

Pues yo la primera vez que escuché hablar de esto fue ya el año pasado. Yo sigo teniendo mucha relación con Cádiz, porque mi familia sigue aquí, mis amigos siguen aquí… Yo por suerte tengo casa aquí y vengo mucho.

Me pareció un proyecto interesante: me pareció bonito e incluso necesario para conocer la historia de nuestra ciudad, que muchas veces la dejamos en el olvido. Me pareció muy guay que se viese la historia desde un punto de vista también lúdico, entretenido, participativo.

Nos encontramos un día en el despacho de Maite [González García-Negrotto] y me contó, pues, bueno, que me habían estado viendo mi perfil, mi currículum y que querían proponerme para que hiciera la asesoría artística de este año. Me estuve informando y leyendo sobre todo muchas tesis de aquí, de la UCA, del Departamento de Historia.

Tanto la Consejería de Cultura, como el Técnico de Cultura Municipal, me dieron unas pautas de trabajo por compromisos previos que ya tenían adquiridos, con artistas, con infraestructuras. El Faro que preside la Puerta de Tierra también estaba ya en proyecto. Y yo lo único que he hecho ha sido recoger ese material que ya existía y a partir de ahí contar una historia y montar un espectáculo nuevo con esos elementos.

¿Qué retos creativos implica representar este pasado histórico en un espectáculo?
El mayor reto es condensar tanta historia en algo ameno y entretenido. Cádiz fue una pequeña ciudad de pescadores que llegó a tener un papel fundamental dentro del Imperio Romano. Personajes como los Balbos alcanzaron una enorme influencia, y Julio César visitó la ciudad dos veces, lo que demuestra su importancia.

Pocos saben que en el Coliseo Romano aún se conservan piedras con la inscripción Gadinatorum, que marcaban asientos reservados para los gaditanos. En el espectáculo hemos querido rescatar esos detalles que muestran cómo una ciudad tan pequeña pudo ser grande dentro del Imperio.

La labor antes del espectáculo

¿A nivel logístico cómo se hace para integrar tantas disciplinas en una misma narrativa?
Es una tarea compleja, porque son muchos equipos trabajando a la vez, cada uno con sus necesidades. La clave está en confiar y delegar. En lo artístico, cuento con profesionales de confianza, como Eduardo en las coreografías, con quien ya trabajé en los Premios MAX.  Le explico lo que busco y le dejo crear con libertad. Hacemos lo mismo con la música, los coros y el resto de departamentos.

Yo comparto la idea general, referencias o sonidos, y ellos desarrollan su parte. Después nos reunimos para ajustar todo. Es como un gran puzzle que va encajando ensayo tras ensayo. Este año tenemos tres ensayos técnicos antes de la función, lo que nos permite trabajar con más calma que en la inauguración, donde solo hubo uno.

En esta función hay una escolanía infantil. ¿Qué es lo que crees que aporta la participación de los niños en un espectáculo como este y cómo ha sido trabajar con ellos?
Incorporar a los niños es fundamental. Les permite conocer la historia de su ciudad y acercarse al mundo de las artes escénicas. Puede despertar futuras vocaciones o, simplemente, crear nuevos públicos. La cultura debe sentirse cercana. En esta edición contamos con la escolanía dirigida por Félix, que se incorporó tarde porque los pequeños estaban de vacaciones, pero su respuesta ha sido brillante. Han creado un momento muy bonito y especial. Para ellos será una experiencia inolvidable: actuar ante tanta gente, en un espacio como Puerta de Tierra y junto a una artista de la talla de Pasión Vega.

“El teatro sigue luchando”

Nuestro medio, además de tratar de cultura, se centra también en dar voz a las personas LGTBIQ+. ¿Cómo crees que es la situación actualmente con respecto a tu medio de trabajo?
El mundo de las artes escénicas siempre ha sido un entorno abierto, sensible y diverso. A diferencia de otros sectores más rígidos, aquí se valora la diferencia y la creatividad. La visibilidad del colectivo ha cambiado con el tiempo, pero siempre ha estado presente. Hoy es algo más natural y está más integrado. Gracias a referentes como Veneno o a creadores como Los Javis, se ha avanzado mucho en representación. También hay más presencia de artistas trans en papeles principales. Lo importante no es la etiqueta, sino el talento y la profesionalidad. Cada vez hay más espacios donde eso se entiende así.

¿Cómo describirías la situación actual de las artes escénicas en España, tanto por sí sola como en comparación con otros países de Europa?
Vivimos un momento agridulce. El audiovisual pasa por una buena etapa gracias a las plataformas, pero el teatro sigue luchando con presupuestos bajos y poco apoyo institucional. Las crisis económicas y la pandemia afectaron mucho al sector, y muchos centros de producción o talleres de vestuario cerraron. Aun así, seguimos adelante por pasión. En países como Alemania o Francia hay más protección y eso se nota: los teatros cuentan con producciones propias y compañías estables. En España cada vez es más difícil ver propuestas contemporáneas, aunque el flamenco mantiene su fuerza. Pese a todo, la escena sigue viva gracias a la vocación y al esfuerzo de quienes la hacen posible.

Tras esta producción ¿qué proyectos vas a hacer o cuáles te gustaría hacer? ¿Tienes algún sueño creativo pendiente?
Nada más terminar, vuelo a Alemania para trabajar en un ballet contemporáneo en Kaiserslautern, cerca de Frankfurt. Allí prepararé una nueva producción para celebrar el 30 aniversario de Rent, obra de la que diseñé la escenografía y el vestuario en su estreno en España. Además, acabo de presentar un espectáculo en Lima y tengo otro proyecto pendiente también en Perú. Después, espero poder descansar un poco durante los carnavales.

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