Entrevista a Asier Urbieta, director de ‘La Isla de los Faisanes’: “El cine es desde donde se puede mover a la sociedad”
'La Isla de los Faisanes' llega a Movistar+ como un nuevo thriller de fuerte trasfondo social y continúa su gira europea por el Festival de San Sebastián, Londres y Edimburgo.

Dirigido por Asier Urbieta, La Isla de los Faisanes se sitúa en un punto del norte peninsular, cuya soberanía compartida entre España y Francia se alterna al cabo de seis meses.
La película comienza cuando la pareja de Laila (Jone Laspiur, Ane) y Sambou (Sambou Diaby, Itxaso) presencia cómo dos personas intentan cruzar ilegalmente el río hacia el territorio francés. En conversación con el director, la película se plantea como el resultado de “un cruce cultural, lo contrario de una frontera”, gracias al trabajo e implicación de todo el equipo.
Para empezar, ¿cómo surge la idea para dar vida a La Isla de los Faisanes?
Un día estaba desayunando y leyendo el periódico, cuando leí una noticia donde contaban que una persona se había ahogado en el río Vidasol, que está como a 20 kilómetros de mi casa y es la frontera entre España y Francia. La noticia me llamó la atención y empecé a investigar por qué había muerto ahogado en el río. Descubrí que era un lugar clave en el flujo de personas que vienen de África al norte de Europa.
No éramos conscientes de la importancia de esa frontera. En ese proceso de documentación, de 2021 a 2023, llegaron a morir nueve personas. Se ahogaron cinco personas, otras tres fueron arrolladas por el tren y una se suicidó porque ya no podía más. Tuve la necesidad de contar esa historia.

Así es como realidad y ficción coinciden: además de vuestro proceso de documentación, fuisteis testigos de más personas tratando de pasar la frontera, o el caso de la policía francesa pidiendo los papeles a vuestro actor, Sambou Diaby. ¿Cómo vivisteis esto?
Durante el rodaje éramos testigos de la gente que intentaba cruzar la frontera y que era devuelta por la policía francesa. El control que tienen de la frontera es constante las 24 horas. A Sambu le pidieron los papeles mientras estábamos rodando una de las secuencias en las que cruza el puente con el coche. Él les explicó eso, que estaba grabando una peli.
Fue duro, también. Tras el proceso de documentación de casi tres años, yo había andado mucho por la frontera y entonces lo había visto con mis propios ojos, era consciente de que lo que estábamos contando estaba ocurriendo. La gente del equipo se implicó muchísimo al ver que estábamos hablando de algo que era real.
Todos pensamos en la importancia de hacer esta película y denunciar esta crisis humanitaria, esta emergencia migratoria que está sufriendo la frontera del Bidasoa.
¿Cómo fue el proceso de dirección del film? ¿Cuál fue vuestro mayor desafío?
En términos de grabación, era una película sencilla con bastantes secuencias de acción. Hay secuencias con mucha figuración, se rueda bastante en el río, y teníamos bastantes retos. Pero igual el mayor reto fue la secuencia donde se están ahogando dos de los personajes y la protagonista se lanza a ayudarles. Es la que más preparamos en ensayos junto a la actriz para que supiera efectuar el rescate: que nadara bien, que fuera seguro en la fuerte corriente del Bidasoa.
¿Y qué tal fue trabajar con actores como Sambou Diaby, Itziar Ituño, Ibrahima Kone, y Jone Laspiur?
Una auténtica gozada, la verdad. Quería conseguir que hubiera intimidad en el equipo. Y de los primeros ejercicios que hicimos fue contar cada uno su biografía, contar sus vidas.
Teníamos a Ibrahima, que es de Mali. Teníamos a Rodoni, que es de la costa de Marfil. A Sambú, que nació en Pamplona pero con raíces senegalesas.
Y luego pues estaba Itziar, José Nibón, un montón de vascos. Fue una interesante mezcla de culturas donde cada uno compartió un poco su biografía para saber quiénes éramos, hasta crear como un cruce cultural. Lo contrario de lo que es una frontera.

Claro. Al final, hablabas también de esta emergencia, de esta crisis migratoria que tratáis en el film y que ibais a tratar juntos. ¿Qué tan importante es contar con piezas como esta película para relatar esta realidad?
Súper importante. Hablamos de lo que está ocurriendo desde diferentes lugares. El cine es un lugar desde donde se puede mover a la sociedad, se puede reflexionar, se puede llegar de una manera más emocional que desde una noticia.
Me parece súper necesario que contemos lo que está pasando, porque eso puede ser una forma de concienciar y de intentar empezar un cambio.
‘La Isla de los Faisanes’ es tu ópera prima en el campo de largometrajes, pero ya has abarcado antes conflictos personales en cortos como False Flag (corto, 2017), Arconada (corto, 2014), y Pim Pam Pum (corto, 2008). ¿Cuál es tu principal inspiración para crear estas películas?
Siempre hay una implicación personal y una necesidad de contar algo. En mi caso, es contarlo de manera audiovisual. El caso de Pim Pam Pum habla sobre mi niñez, de cuando éramos niños y jugábamos a recoger pelotas de la policía. Me parecía una metáfora bastante potente de cómo los niños pueden jugar durante unos disturbios. En Acornada hablaba sobre la discapacidad de una persona daltónica, que era diferente a la hora de mirar al mundo.
«Nuestra actitud ante la vida es política en muchas de nuestras acciones y el cine, por supuesto, lo es».
¿Crees que hace falta hablar de más temas que visibilicen conflictos presentes? Como, por ejemplo, si hablamos de la inmigración en este film. ¿Te plantearías abordar temas de complejidad como la representación LGTBQ+ más adelante?
Ah, por supuesto me gustaría abordar el tema LGTBI+. Me parece súper interesante. Tengo un par de proyectos en los que igual no lo abordo como tema central, pero sí que hay personajes desde donde me interesa hablar.
¿El cine es, por tanto, político?
Sí. Al final yo creo que todo es político. Nuestra actitud ante la vida es política en muchas de nuestras acciones y el cine, por supuesto, lo es. Como todas las artes, porque al final estamos dando un discurso a la sociedad.

También decías que tienes en mente dos proyectos.
Estoy trabajando con dos largometrajes. Uno es una comedia. Hasta ahora he abordado temas de mayor profundidad y es algo que quiero seguir explorando, pero también se pueden abordar temas muy serios desde la comedia. Y el otro proyecto es un thriller.
De un thriller a una comedia. Hay un salto ahí.
Sí, totalmente, pero al final es lo que te pide el cuerpo. Siempre he sido muy consumidor de thriller y últimamente estoy disfrutando mucho viendo comedias como espectador. Me siento más cómodo en el thriller, creo que es mi género. Pero en mi día a día también me encanta pasar un buen rato.

Desde el estreno de La Isla de los Faisanes hasta ahora que ya ha llegado a las plataformas de streaming. ¿Qué recibimiento estás viendo que ha seguido teniendo el largometraje?
La acogida ha sido súper cariñosa. Empezamos en el Festival de Göteborg en Suecia y la verdad que les impactó la historia porque no conocían que esto estaba ocurriendo. Después estuvimos en Málaga y pasó un poco lo mismo.
En el festival de Málaga también les impactó muchísimo porque no es algo que cuenten en los informativos. Descubrieron que no es como lo que ocurre en el Mediterráneo, que quieren entrar a Europa, sino que esto ya ocurre dentro de Europa. Y luego en el País Vasco la acogida también ha sido súper cálida, ya conocían más la historia y les parecía como muy necesaria.
Ahora estaremos en el Festival de San Sebastián, también vamos a ir a un festival en Argelia, en Londres y en Edimburgo. La verdad es que la película está viajando bastante y yo personalmente estoy encontrando una acogida colectiva con mucha calidez.
Autor