Rosalía deja que se haga la ‘LUX’

El cuarto álbum de Rosalía combina espiritualidad, orquesta, innovación y la esencia de sus raíces flamencas.

Tras más de tres años de silencio, la artista catalana regresa con un álbum que fusiona lo sagrado y lo terrenal. LUX es una obra orquestal y multilingüe que rescata el alma flamenca de sus inicios, dialoga con el misticismo y culmina en una redención artística y personal.

Tras una espera de más de tres años, Rosalía ha resucitado durante la noche de este viernes con una nueva reliquia que añadir a su discografía. LUX, su cuarto álbum, ha visto, nunca mejor dicho, la luz. Este trabajo, construido en torno a la espiritualidad y con una instrumentación con orquesta, rescata los inicios del flamenco de Los Ángeles y El Mal Querer, sin olvidar la experimentación de Motomami. Analizamos este trabajo sin contar las cuatro canciones exclusivas de la edición física.

“Que se haga la luz”

El álbum comienza con una canción melódicamente parecida a una saeta. Y no es de extrañar, porque la letra es una clara alusión a Jesucristo.

Quién pudiera venir de esta tierra
Y entrar en el cielo y volver a la tierra
Que entre la tierra, la tierra y el cielo
Nunca hubiera suelo

El estribillo (“quién pudiera volver a la tierra…”) ya se hizo viral la semana anterior al lanzamiento del álbum gracias a un pequeño adelanto compartido en redes sociales. La canción está siendo usada para los TikToks y Reels costumbristas que tanto nos gusta compartir en este país –Campanera de Joselito, Typical Spanish de Marisol y la intro de Paquita Salas cantada por la propia Rosalía ya estaban demasiado ralladas–.

@lourdesregidorr

La mayor suerte: ser andaluz ❤️‍🔥

♬ sonido original - ROSALÍA

LUX continúa con Reliquia, en la cual la cantautora menciona a distintas ciudades que le han marcado, para bien o para mal. Dicha canción fue presentada anoche en Los 40 Music Awards donde recibió el galardón de icono global. Después, en Divinize, una canción en inglés y catalán, trata la transformación a través del deseo y el dolor.

Trece idiomas para trece santas

Además de español, en LUX encontramos otros trece idiomas que, según la propia Rosalía están relacionadas con trece santas de distintos países. Probablemente la más ad hoc con la temática de este trabajo sea Mio Cristo Piange Diamanti que, mediante el canto lírico, se desenvuelve entre una canción de amor y una plegaria.

Я не шукаю помсти, помста шукає мене
Я не шукаю помсти

Yo no busco venganza, la venganza me busca a mí.
Yo no busco venganza

Por otra parte, De Madrugá, un tema muy esperado desde la época de El Mal Querer contiene un fragmento en ucraniano. Esta canción, que Rosalía cantaba en conciertos con los comienzos de su fama por 2018, no había sido lanzada oficialmente hasta ahora. Esta nueva versión, en la que se incluyen cuerdas, está inspirada en Olga de Kyiv, la cual vengó brutalmente la muerte de su marido antes de convertirse al cristianismo. En el último estribillo, el español y el ucraniano se unen como una especie de mantra.

De madrugá, de madrugá, de madrugá, de madrugá (На світанку)

Sonido ibérico

La Rumba del Perdón y Memória van una detrás de la otra en la lista de canciones. No parece ser una casualidad. En un trabajo como LUX repleto de influencias mundiales, estas dos canciones se focalizan en el folclore de la península Ibérica.

En La Rumba del Perdón es, como bien dice el nombre, una rumba que trata el tema del perdón católico. Junto a sus dos grandes inspiraciones Estrella Morente y Silvia Pérez Cruz, ironiza sobre olvidar los malos actos de otros, incluso si son tan graves como abandonar a un hijo.

Cuando muera solo pido
No olvidar lo que he vivido
[…]
Ó meu doce coração
Diz-me se sabes ou não
Ainda te lembras de mim?

En Memória encontramos, en nuestra opinión, la canción más emocionante de este trabajo –junto con la ya mencionada Mio Cristo Piange Diamanti–. Una plegaria a la identidad, a la memoria y al paso del tiempo. En ella, se entrelazan las voces de Rosalía y de la fadista portuguesa Carminho, que se buscan mutuamente como si fueran dos almas que comparten un mismo pasado que se está desvaneciendo.

Una comunión de colaboraciones

Otras colaboraciones que podemos encontrar en el álbum son La Perla junto con Yahritza Y Su Esencia, canción que la mayor parte del público cree que va dirigida a Rauw Alejandro. El grupo estadounidense de padres mexicanos enfadó casi a México entero al declarar una entrevista que preferían comer comida estadounidense antes que mexicana y que “no les gustaba” el país. Muchos creen que con este tema están intentando ganarse de vuelta el corazón de los mexicanos.

Contamos también con las voces de Björk (alias “el pajarito”) y Yves Tumor en Berghain, el tema que nos impactó como primer sencillo.

En cuanto a la producción, vuelve a unirse con El Guincho, gran colaborador en El Mal Querer, para rescatar dos canciones originalmente pensadas para ese disco: De Madrugá y La Rumba del Perdón. En la primera también colabora Pharrell Williams. La mayor parte de la lista de canciones han sido creadas mediante la co-producción de Rosalía, Noah Goldstein y Sir Dylan, los cuales ya participaron en Motomami.

El toque clásico se lo dan la Orquesta Sinfónica de Londres y la Escolanía de Montserrat. Esto último ha generado críticas por parte de los sectores más reaccionarios del nacionalismo catalán por “hacer cantar a los niños en español” (como si estuviesen obligados a formar parte del disco).

“Tírame magnolias”

Si habías conseguido llegar hasta Memória sin llorar, cuídate de Magnolias. LUX termina con una balada sentimental en la que Rosalía fantasea con su funeral cual Rachel Berry en Glee. Las magnolias son el símbolo de Santa Flor, una monja que abandonó el monasterio para servir a los enfermos.

La canción entera se construye como una Pasión moderna:
una figura amada, injustamente herida (“algún que otro navajazo me he llevado de la vida”), muere, pero su muerte se convierte en un acto de amor y redención.

Y lo que no hice en vida, lo hacéis en mi muerte.

Es una frase casi crística: Cristo no fundó una iglesia en vida; fueron los demás quienes, después de su muerte, la levantaron.
Rosalía habla del mismo fenómeno: el arte (o el alma) que se multiplica al morir.

Con LUX, Rosalía no solo entrega su trabajo más ambicioso y maduro hasta la fecha, sino también una declaración de principios: la espiritualidad puede ser tan experimental como el pop, y la vulnerabilidad tan poderosa como la fe. En este álbum, la artista trasciende los límites del idioma, el género y la identidad musical para consagrarse como una creadora total. Si Motomami fue una explosión de carne y caos, LUX es su contraparte luminosa: una misa contemporánea en la que Rosalía, entre violines, lenguas y lágrimas, convierte el dolor en eternidad.

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